sábado, 26 de mayo de 2012

Cuarto movimiento: EL AVE FÉNIX





Las yagas de mi boca dieron buena cuenta de los años que el pájaro había pasado en ella. Llegó el día en el que volvió a batir sus alas para abandonar el que había sido su hogar, con tanta fuerza, que al friccionar con la comisura de mis labios, se creó una pequeña hoguera que consumió algunas de sus plumas, y las dejó alojadas en forma de cenizas en uno de mis carrillos.

Y de aquellas cenizas, nacía cada día un nuevo pájaro, que seguía emitiendo su sonido, cuyas ondas se habían convertido en la bomba que impulsaba la sangre que mantenía vivas las pocas partes de mi cuerpo que todavía no le pertenecían.

lunes, 19 de marzo de 2012

Tercer movimiento: LA EMANCIPACIÓN


Un día, el más pequeño de los pájaros decidió volar, y con el batir constante de sus frágiles alas desgastó mis cuerdas vocales y trepó por lo que quedaba de ellas hasta llegar a mi boca, que acabó por servir únicamente como una potente caja de resonancia cada vez que el pájaro quería repetir el mismo canto que ya se había convertido en el único sonido que yo era capaz de emitir: su sonido.

lunes, 2 de enero de 2012

Segundo movimiento: LA METAMORFOSIS


Después, las mariposas de mi estómago, batieron tan rápido y fuerte sus alas que acabaron por hacerse pájaros que anidaron en mis pulmones.

Ellos picaban entonces el corazón buscando algo con lo que alimentarse y acabaron devorándolo entero y construyendo, en el confortable hueco que había dejado, su nuevo hogar.

Y fue entonces cuando me di cuenta de que otra parte más de mi cuerpo se había ido para siempre.