Todos queremos a un superhéroe.

Todos honramos a los héroes por distintas razones.Unas veces por su valor,otras por su arrojo y otras incluso por su bondad.
Pero,adoramos a estos seres sobre todo porque en un momento u otro todos hemos soñado con que nos rescaten.
Aunque siempre sucede que el héroe no llega y somos nosotros mismos los que nos tenemos que rescatar.

Consoladores.

Hoy es un día como todos los demás,sin incidentes notables,pero con los suficientes accidentes como para pensar,inevitablemente por nuestra naturaleza humana,que la vida que nos ha tocado es,hablando en plata,una mierda.

Supongo que si la mitad del tiempo que dedicamos a autocompadecernos lo empleásemos en aprovechar nuestros diez mil latidos(de promedio)diarios,todo nos iría al menos hipócritamente bien.

Pero qué sabré yo...esta frase es la típica que queda elegante en la contraportada de los libros de autoayuda,creados por uno o varios gilipollas que pretenden usar sus palabras como consoladores.Aunque,según tengo entendido,éstos sean instrumentos fríos pero impecables en cuanto a su funcionamiento.